Los farsantes

Ciertamente se nos vinieron los 80 con lo mejor que guarda nuestra memoria.
Cómo no recordar esos medio día de la radio Cooperativa por allá por el 86, cuando de tanto desaliento sólo nos quedaba guardarnos en la pieza de la pensión y esperar que las noticas las dieran otros, porque definitivamente el protagonismo costaba caro.
Sin duda, en esos años de universidad, estudios y sueños, era el Pato Liberona quien sí protagonizaba uno de los momentos históricos de nuestra música.
Y debo reconocer que yo lo escuchaba con admiración pensando que era otro argentino que nos sorprendía. Cual sería mi asombro al enterarme que quien nos acompañaba desde el escenario invisible era chileno. Sí, yo creía que este argentino era tan buena gente que solidarizaba con nosotros y nos escribía canciones, ¡y era uno de los nuestros! y es uno de los nuestros.
Ahora también sé que no es necesario buscar la genialidad afuera, que no es necesario el desaliento ni guardarse en la última habitación por miedo, que cuando las verdades provienen de quienes además saben cómo descifrarlas la distancia no es otra cosa que no querer escuchar.


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